La Generalitat legitima un congreso de musulmanes con ponentes detenidos por relación con el radicalismo islámico
El congreso islámico para jóvenes de UCIDICAT cuenta con la colaboración de la Dirección General de Asuntos Religiosos. Los ponentes defienden roles patriarcales, victimismo identitario y una visión excluyente de la sociedad. Dos de los cinco anunciados han pasado por comisaría.
Los días 19, 20 y 21 de diciembre de 2025 se celebrará en El Prat de Llobregat la cuarta edición del Congreso de Jóvenes Musulmanes de Catalunya, en el marco del XVI Congreso Islámico de Catalunya. Durante tres jornadas, jóvenes musulmanes de toda Catalunya participarán en conferencias, debates y talleres sobre temas de actualidad como la salud mental, la educación emocional, la economía familiar, el papel de la mujer y el hombre en la familia y el liderazgo femenino en el islam.
El evento está organizado por la Unión de Comunidades Islámicas de Catalunya (UCIDCAT) y el movimiento juvenil Entre Joves, con la colaboración de la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalidad de Catalunya. Este organismo público (único en España) subvenciona el UCIDICAT con 64.000€ este año 2025, el doble que hace dos años.
Cinco ponentes, tres detenciones
Los cinco ponentes que ha anunciado la organización (habrá más) son Taoufik Cheddadi, Hicham Muhammed, Ahmed Bermejo, Amin El Imami, Sakina Saf, Wafae Moussaoui y Yusuf Soldado. Los más conocidos son Wafae Moussaoui, Taoufik Cheddadi y Yusuf Soldado, que aportarán conocimientos en ámbitos tan diversos como la psicología islámica, la educación familiar, la formación espiritual o la economía. Cheddadi y Soldado suman tres detenciones policiales por vínculos con el yihadismo aunque no se concretaron acusaciones.
Captura de pantalla de la web de la UDICICAT con los nombres de algunos ponentes.
De los cinco ponentes presentados hay tres con mucha exposición pública y con una característica común: han logrado que el islam sea su principal fuente de ingresos. Con tres perfiles muy distintos viven de la predicación y la fe. Incluso, puede que cobren del dinero público de los catalanes que subvencionan la Unión de Comunidades Islámicas de Cataluña (UCIDCAT) para predicar en el encuentro de El Prat de Llobregat. Pero más allá de los nombres, acusaciones policiales y la monetización de la religión, la pregunta que queda abierta para el público es inevitable: ¿quiénes son realmente estos expertos y qué aportación pueden hacer a la juventud musulmana ya la sociedad catalana en su conjunto? ¿Qué valores transmiten?
Wafae Moussaoui cree que el Profeta es terapeuta
Wafae Moussaoui se vende como divulgadora de la 'psicología islámica', pero en realidad lo que hace es disfrazar religión de terapia. Forma parte de la nueva generación de musulmanes catalanes formados: estudió psicología en la Universidad de Barcelona y una especialización islámica en Reino Unido. A pesar de nacer, crecer y vivir en Cataluña se ha mantenido impermeable a los valores de igualdad de género propios de una sociedad occidental. Como es habitual en el salafismo, considera que la cuna y la culminación del feminismo es la situación de la mujer en Arabia del s.VII a partir de la predicación de Mahoma.
Como profesional de la psicología, afirma que la fe, la oración y el Corán son suficientes para afrontar problemas emocionales. El mensaje de fondo de la psicología islámica es que los musulmanes no deben ir a psicólogos formados en universidades, sino a terapeutas islámicos. Este planteamiento desincentiva el acceso a los servicios públicos de salud mental y divide la atención en función de la religión. Algunas voces denuncian que la psicología islámica sirve para mantener a las personas dentro de los límites de la fe cuando sufren opresiones derivadas del rigorismo. Bajo la apariencia de ayuda emocional, esta pseudopsicología refuerza la sumisión religiosa, evita que las personas cuestionen el sistema que las oprime y cierra el círculo para que no salgan de la comunidad.
En sus charlas y vídeos en YouTube, Moussaoui recurre a menudo al ejemplo del profeta Mahoma, a quien presenta como modelo de 'inteligencia emocional'. Según ella, hadiths y pasajes del Corán ofrecen directrices suficientes para entender y tratar trastornos como la ansiedad o la depresión. Este planteamiento no sólo desconecta de la investigación psicológica contemporánea, sino que también intenta reescribir la historia de la psicología situándola dentro del marco religioso islámico. Su propuesta se aleja así de cualquier criterio académico y se inserta en un discurso confesional que se viste de ciencia.
Cartel de la convocatoria del congreso con el sello de la Generalitat de Catalunya
Moussaoui es la representante del feminismo islámico en el congreso y reclama su propia definición de feminismo. Por eso no ha tenido ningún problema por aparecer en vídeos con Malik Benaissa que causó la suspensión de un congreso similar en Torredembarra cuando se hizo público que participaría. La causa de la polémica fue la afirmación de que '‘toda mujer que se perfuma y sale de casa paseándose delante de los hombres que sienten su olor es una fornicadora'.
Wafae Moussaoui no tiene problema en relacionarse con alguien así como tampoco tiene ningún problema en realizar charlas “feministas” en lugares como el Centro Islámico de Cataluña del barrio del Clot de Barcelona. Un informe público del Real Instituto Elcano afirma que enesta mezquita mantiene vínculos con los Hermanos Musulmanes. Tampoco ha tenido reparo en participar en actos financiados por el Ayuntamiento de Barcelona donde personas con discapacidades exponían experiencias reales de discriminación. En ese contexto, ella denunciaba las malas miradas por su velo islámico como una situación de discriminación equivalente a las que sufren personas con condiciones físicas o psicológicas sin solución.
Taoufik Cheddadi: "el islam es más feminista que el feminismo"
Taufic Cheddadi es divulgador nacido en Marruecos y emigrado de joven sin nada en los bolsillos pero ha prosperado haciendo de la predicación una forma de vida. Viene de imán en mezquitas de Santa Coloma de Gramenet, Badalona y Mollet. Lo detuvieron dos veces en operaciones contra el terrorismo como ya preveía su padre, también imán pero tradicional. Cuando el Ayuntamiento de Santa Coloma prohibió el niqab y el burka se opuso porque “llevar el burka es una cuestión de convicción religiosa”..
Cheddadi defiende abiertamente que la religión islámica ofrece un modelo alternativo al sistema de valores de Occidente. En sus discursos niega la separación entre religión y estado, descalifica la ilustración y el laicismo como "errores históricos". Retrata la modernidad europea como una civilización decadente "sin espiritualidad ni moral". Propugna una “modernidad islámica” que, a su juicio, permitiría avanzar sin abandonar la ley divina (sharia). Esta visión, presentada como una opción cultural legítima, implica en realidad el rechazo de los principios fundamentales de la democracia liberal: la libertad individual, la igualdad jurídica y la primacía de la razón sobre el dogma religioso. La habilidad de Cheddadi es presentarse como moderado, defensor del diálogo entre religiones y la convivencia cultural. Pero detrás de la fachada amable y didáctica se esconde un ideólogo conservador que utiliza un lenguaje pseudoacadémico para legitimar una visión teocrática, patriarcal y contraria a los valores democráticos occidentales.
Uno de los puntos más polémicos y reveladores de su pensamiento es su afirmación de que "el islam es más feminista que el feminismo". Cheddadi sostiene que la auténtica emancipación femenina sólo puede conseguirse dentro del orden islámico, porque "Dios ha asignado a cada sexo un papel específico y complementario". De esta forma, redefine el concepto de feminismo para vaciarlo de contenido político y de igualdad real: sustituye la liberación de la mujer por su sumisión "armónica" a la voluntad divina y al liderazgo masculino. Así presenta la desigualdad como una “diferencia natural” y la jerarquía patriarcal como una forma superior de justicia. Esta manipulación semántica convierte el principio de igualdad en un mecanismo de control moral y social sobre las mujeres.
Además, Cheddadi desacredita al feminismo occidental acusándole de "destruir a la familia" y de "negar la feminidad auténtica". Defiende que la mujer debe encontrar su dignidad en la obediencia y la maternidad, mientras que el hombre es descrito como protector, guía y responsable del orden familiar. Este discurso, disfrazado de “respeto por las diferencias naturales”, es profundamente regresivo y consolida roles de género que contradicen frontalmente los valores de igualdad y autonomía que promueve la sociedad catalana.
Sus mensajes más reiterados comparten un mismo patrón: exculpar a la religión islámica de cualquier práctica autoritaria o violenta y trasladar la culpa a factores externos -el colonialismo, la ignorancia o la "mala interpretación" del Corán. En diversas intervenciones ha llegado a comparar el abandono del islam con un delito de "alta traición", sugiriendo que en ciertos contextos puede ser legítimo castigarle.
También ha mostrado una visión revisionista de la historia de España, defendiendo que el país debe "aceptar su herencia islámica" y "reconciliarse con su identidad musulmana". En sus programas afirma que "ser español es también ser musulmán", intentando convertir la religión en elemento constitutivo de la identidad nacional. Esta lectura ideológica de la historia busca legitimar una concepción del espacio público basada en la religión y en la superioridad moral del islam respecto a otras tradiciones.
Yusuf Soldado: El salafista de Mataró
Yusuf Soldado (o Carlos Soldado) es un conocido predicador islámico del Maresme de familia cristiana pero converso en el islam. Ha construido su discurso sobre una visión rígida y patriarcal de la vida. Su nombre ha aparecido en varios medios de comunicación que le han presentado como líder de una especie de "policía islámica" en Mataró. También consta que en 2015 fue detenido en una operación policial vinculada a la investigación de islamismo radical, si bien no se derivó ninguna condena pública.
Yusuf tiene un negocio de viajes a La Meca y también es influencer en las redes sociales, donde acumula miles de seguidores. En sus vídeos habla abiertamente sobre religión, sociedad y moral, siempre desde una perspectiva islámica. Su discurso es directo, contundente, y no evita temas polémicos. Es coherente con lo que predica: sigue el islam y el profeta Mahoma sin seleccionar sólo lo que le gusta.
En sus conferencias sostiene que una mujer no puede casarse sin el tutor masculino, que cualquier relación fuera del matrimonio es pecado y que "cuando un hombre y una mujer que no están casados están solos, el tercero es el chaitan" (el diablo). Además, insiste en que el velo es obligatorio y que "no es ninguna opresión", negando el derecho de la mujer a decidir libremente sobre su propio cuerpo. En sus palabras, incluso la sexualidad dentro del matrimonio forma parte de la adoración, lo que convierte al sexo en un deber religioso de la mujer y no en una expresión autónoma.
El mensaje de Soldado también se aleja del respeto al pluralismo religioso. Ha llegado a afirmar que “Jesús nunca enseñó a la gente que fueran cristianos… siempre fueron musulmanes.”, y califica la Biblia de “incoherente y contradictoría” Este relato exclusivista niega la legitimidad del cristianismo y del judaísmo como religiones autónomas y sitúa al islam como único camino aceptable. A esto se suma la suya oposición a prácticas culturales universales como la música, que califica de prohibida incluso cuando la disfrutan personas no creyentes.
Su propuesta de vida comunitaria entra en conflicto directo con la libertad individual y con la convivencia en una sociedad plural. Él mismo explica que, si en el trabajo un compañero pone música, el musulmán debería decirle que la retire porque “es haram”, aunque el otro sea ateo. Del mismo modo, normaliza que un trabajador reclame detener la actividad laboral para rezar, sin tener en cuenta la organización del puesto de trabajo ni el respeto al resto. Este planteamiento, que busca imponer prácticas religiosas en el conjunto de la sociedad, choca con la tradición catalana y europea de separar creencias personales y espacio público, y convierte su presencia en actos con jóvenes en una influencia incompatible con los valores de libertad y convivencia.
Islam radical con el apoyo de la Generalidad de Catalunya
El congreso se presenta como un espacio de formación y convivencia para la juventud musulmana, pero el programa revela otra cara: ponentes que cuestionan la igualdad de género, que disfrazan religión de ciencia y que proyectan una visión excluyente de la sociedad y que, incluso, han tenido encuentros con la policía como detenidos. No hay rastro del diálogo interreligioso, de la libertad de conciencia o de la inclusión que el Departamento de Asuntos Religiosos proclama como ejes de su acción.
El contraste es evidente: los ponentes invitados difunden un discurso regresivo que nada tiene que ver con los valores de pluralismo y respeto que deberían guiar la acción institucional. En lugar de fomentar la convivencia, se ofrecen referentes que refuerzan jerarquías de género, cierran fronteras identitarias y alimentan una narrativa de agravios permanentes. El resultado de exponer a los jóvenes a estos discursos es la desconexión con la sociedad catalana y ponerlos en el centro de exigencias cada vez mayores al resto de la sociedad.
El escenario es aún más preocupante si tenemos en cuenta que el propio Departamento de Asuntos Religiosos ha publicado recientemente un estudio que muestra a los jóvenes musulmanes de Catalunya cada vez más conservadores, más ofendidos y más inclinados a visiones rígidas. Los asistentes al congreso de jóvenes musulmanes serán chicos y chicas que viven en Occidente pero que adopten ideas opuestas a los valores occidentales. se dibuja una apuesta por reforzar que cada joven sea militante de la identidad islámica y portavoz de agravios constantes, justo la estrategia clásica de los Hermanos Musulmanes. En este contexto, la Generalitat avala un discurso que ayuda a fortalecer una ideología que quiere mantener a los jóvenes atrapados entre la fe y el resentimiento.
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