El menú halal encarece el comedor de las escuelas catalanas
La adaptación de las escuelas a la charia genera un sobrecoste que pagan las familias sin beca comedor y los ciudadanos con sus impuestos.
El concepto halal proviene del árabe y significa, literalmente, "permitido" o "lícito". Se trata de un término que surge de la sharia, la ley islámica, que regula no sólo la alimentación, sino todos los aspectos de la vida de un creyente. Así, lo que es halal no se limita a lo que se puede comer, sino que se extiende a ámbitos como la cosmética, la medicina, las finanzas, la ropa, el turismo o incluso el entretenimiento.
Este concepto, además, ha generado una industria multimillonaria en torno a las certificaciones halal.Cada sello, control o trámite representa un negocio en expansión que combina religión, mercado y globalización. sharia. El coste puede alcanzar los 3.000 euros anuales en función del sector y magnitud de la empresa y, como todo coste, se repercute en el precio final. Es pues, un negocio religioso lucrativo, seguro, en pleno auge y que se ha relacionado con financiación del terrorismo islámico en Francia, Australia, Estados Unidos o Reino Unido.
Las condiciones religiosas que debe cumplir un comedor escolar
Para que un comedor escolar pueda ofrecer menús halal, debe cumplir una serie de condiciones religiosas estrictas establecidas por la ley islámica (sharia). Estas condiciones implican un coste que se suma al sobrecoste de los ingredientes certificados por la entidad religiosa. Cumplir con la sharia en las escuelas catalanas implica:
- Carne certificada como halal: debe provenir de animales sacrificados según el ritual islámico, con una oración específica hecho por un religioso y sin aturdimiento previo.
- Todos los ingredientes deben ser halal: no sólo la carne, sino también aceites, especias, conservantes, gelatinas, aditivos o aromas deben tener certificado religioso. Esto obliga a los proveedores del comedor a trabajar exclusivamente con empresas acreditadas.
- Evitar la contaminación cruzada: los alimentos halal deben almacenarse en neveras separadas y manipularse con utensilios, utensilios y espacios de cocina exclusivos, aislados de los productos considerados impuros (haram), como el cerdo o el alcohol.
- Formación del personal de cocina y servicio: cocineros, ayudantes y monitores deben recibir formación específica en manipulación halal, higiene ritual y protocolos establecidos por las entidades certificadoras.
- Supervisión religiosa: el comedor y todos sus procesos deben ser auditados y certificados por una autoridad religiosa reconocida, que realiza controles periódicos y puede revocar la certificación si se detectan incumplimientos.
- Documentación y trazabilidad completa: es necesario mantener registros escritos de todos los productos, proveedores y procesos para demostrar en cualquier momento que todo el sistema se ajusta a la normativa halal.
- Ausencia de ciertos ingredientes prohibidos: está prohibido el uso de ingredientes contaminados por alcohol, incluso en pequeñas cantidades (como extractos culinarios o productos de limpieza con base alcohólica).
Estas exigencias hacen que la adaptación de un comedor escolar a los criterios halal sea un reto técnico, logístico y económico que afecta a la gestión cotidiana del servicio.
Un sobrecoste del 20% que asumen todas las familias
Varias empresas de catering escolar con las que hemos hablado -y que han preferido no hacer declaraciones públicas- aseguran que la adaptación a los requisitos de los menús halal comporta un incremento de costes de aproximadamente un 20%. Este aumento se debe a la compra de productos certificados, al uso de equipamiento separado ya las exigencias logísticas adicionales que comporta evitar la contaminación cruzada.
Sin embargo, en Cataluña el coste no se traslada sólo a las familias que lo solicitan, sino que, por una cuestión de gestión, acaba repercutiendo en el precio general que asumen todas las familias usuarias del comedor escolar. Además, una parte de este sobrecoste es asumido por la administración pública a través de las becas comedor, financiadas con dinero público.
Cataluña financia la sharia vía becas comedor
En la práctica, esto significa que Cataluña financia con dinero público la aplicación de preceptos de la sharia en las escuelas públicas. Esto se debe a que una parte importante de los menús escolares están cubiertos mediante becas comedor, financiadas por la Generalitat y los ayuntamientos.
Según datos del Consorcio de Educación de Barcelona, el 86% de los alumnos de la ciudad reciben algún tipo de ayuda para el comedor. Esto significa que los sobrecostes derivados de la adaptación a los criterios halal se pagan con dinero público. El resultado es que el modelo catalán de gestión de la diversidad religiosa en la escuela se fundamenta en destinar recursos públicos a adaptar servicios comunes a demandas religiosas específicas.
El precio de comer en la escuela en Cataluña
En Cataluña, el precio del menú escolar es de 7,54 euros por alumno y día como máximo, según lo que ha establecido la Generalitat para el curso 2025. Así, si un alumno utiliza el servicio de comedor todos los días lectivos, el coste mensual aproximado por las familias o por la administración es de 151 euros mensuales.
Sin embargo, varias escuelas de Barcelona consultadas nos explican que, en la práctica, la mayoría de familias acaban pagando entre 120 y 130 euros al mes por el servicio de comedor. Sin el sobrecoste del 20% derivado de la adaptación a los criterios halal de la ley islámica, ese precio se situaría más cerca de los 100 o 105 euros mensuales.
La jornada partida obliga a utilizar el comedor escolar
El importe del comedor que pagan familias y la administración incluye tanto la comida completa (primer plato, segundo plato, postre y pan) como la atención y vigilancia del alumnado durante las dos horas y media del tiempo de comedor (el 40% de la jornada escolar).
La mayoría de escuelas públicas catalanas funcionan con jornada partida, con una pausa de mediodía entre las 12:30 hy las 15:00 h. el servicio de comedor se convierte en una necesidad y no en una opción, para la gran mayoría de alumnos.
Esta situación multiplica el número de niños que hacen uso diario del comedor, y por tanto amplifica tanto el coste para las familias como el gasto público asociado. Cualquier incremento en el precio del menú —com lo que comporta adaptarlo a criterios halal que impone la sharia- tiene un impacto directo no sólo en el recibo mensual de los padres, sino también en las arcas públicas, a través de las becas y subvenciones que asume la administración.
La jornada partida no sólo favorece el uso masivo del comedor escolar, sino que se ha convertido indirectamente en una fuente de financiación para el sistema de certificación halal que emiten entidades religiosas. También lo es para las empresas de catering que operan dentro de ese modelo. Cuanto más alumnos comen en la escuela, más menús se sirven, y más dinero se mueve en torno a un circuito que mezcla servicios públicos, exigencias religiosas e intereses económicos.
Fuera de Cataluña: jornada continua y comedores más asequibles
La jornada partida es el modelo horario más habitual en las escuelas públicas catalanas. En cambio, la mayoría de comunidades autónomas de España han optado por la jornada continua en educación infantil y primaria. En territorios como Murcia, Extremadura o Canarias, casi todos los centros concentran las clases por la mañana y finalizan antes de comer, lo que reduce drásticamente la necesidad del servicio de comedor, ya que muchos alumnos pueden volver a casa.
En cuanto a los precios, Cataluña registra los comedores escolares más caros del Estet. En otras comunidades los precios son mucho más bajos: en Madrid se mantienen en 4,88 euros diarios, en Galicia en 4,50, y en Asturias en 4 euros. La combinación de la jornada continua y unos precios más bajos hace que, fuera de Cataluña, el comedor escolar tenga un uso más reducido y un coste mucho menor, tanto para las familias como para las administraciones.
Si nos fijamos en Asturias, el coste mensual del comedor escolar se sitúa en torno a los 80 euros por alumno, una cifra que no incluye ningún sobrecoste para adaptar los menús a criterios halal, ya que este tipo de oferta es prácticamente inexistente en los centros públicos asturianos.
El comedor escolar de Cataluña es la anomalía en España y Europa
Mientras en la mayor parte del Estado español los comedores escolares funcionan con precios más bajos y en Europa predomina un modelo educativo laico y uniforme, Cataluña destaca como un caso singular. De hecho, en muchos países europeos ni siquiera es posible ofrecer carne halal en las escuelas públicas, puesto que el sacrificio religioso está prohibido por ley por criterios de bienestar animal. En estos países, el debate sobre menús escolares adaptados al islam no existe porque la base legal ya lo impide.
Una de las pocas excepciones en Europa es la ciudad de Estrasburgo, en Francia, donde el menú estándar escolar cuesta 3,28 euros y el menú halal 3,97 euros, un 21% más caro. A diferencia de Cataluña, esta diferencia la paga la familia, no la administración.
Este contraste pone en evidencia que el modelo catalán de comedor escolar es una excepción, tanto en España como en el resto de Europa. En Cataluña tenemos sobrecostes religiosos asumidos por las familias o con dinero público y un horario escolar que obliga prácticamente a quedarse a comer. El resultado es que Cataluña ha configurado un modelo de comedor escolar único en Europa, donde se mezclan intereses económicos y exigencias religiosas de forma difícilmente comparable con otros territorios.
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