Las batallas entre MENAs e indígenas de Marcilla (Navarra) encienden la revuelta vecinal
Los enfrentamientos entre menores migrantes del centro de acogida y jóvenes del pueblo han encendido la indignación vecinal. Los habitantes denuncian inseguridad y señalan al gobierno de PSOE como responsable directo.
Marcilla, un pequeño municipio navarro de 3.000 habitantes, vive inmerso en una crisis de convivencia que ha estallado con fuerza. Varios incidentes entre menores no acompañados (MENAS) del Centro de Observación y Acogida (COA) y jóvenes locales han derivado en auténticas batallas campales: lanzamiento de piedras, correderas nocturnas, intimidaciones y violencia callejera.
El último episodio, que ha colmado el vaso, tuvo lugar la noche antes de la manifestación del 14 de junio: un grupo de menores del COA, algunos con la cara tapada, provocaron disturbios en el centro del pueblo, lanzando objetos y provocando una intervención policial. Según testigos, se vivieron escenas de “batalla campal” con lanzamiento de piedras, gritos y destrozos.
Según los vecinos, el centro acoge más del doble de su capacidad original, pasando de 40 a casi 100 residentes. Esta situación ha derivado en lo que muchos describen como una "pérdida total del control" y una "sensación de inseguridad permanente".
Movilización masiva e indignación popular
Ante esta escalada, cientos de vecinos se concentraron el viernes 14 de junio bajo el lema “Marcilla dice bastante”.La movilización, convocada a través de redes sociales y grupos vecinales, contó con una amplia participación de ciudadanos de todas las edades que reclamaron el cierre inmediato del centro o, como mínimo, su drástica reducción.
Los manifestantes reclamaron al gobierno navarro que escuche sus demandas y tome medidas reales. “Esto no es xenofobia, es un llamamiento para vivir tranquilos. No es racismo pedir convivencia. No es intolerancia reclamar respeto por nuestras calles, nuestras casas, nuestras vidas". Su demanda es clara: "recuperar la tranquilidad perdida en el municipio.”, decían varios asistentes.
El comunicado de la concentración no deja lugar a dudas: “Pedimos que se cierre el COA de Marcilla, y que se cierre ya". Además, lanzan una advertencia al Gobierno foral: "¿Qué más debe pasar para que se tomen decisiones? ¿A qué debemos esperar?“.
Con firmeza y contundencia, cierran su manifiesto con un grito por la dignidad: “Marcilla merece vivir en paz. Merece andar sin miedo. Merece soluciones, no excusas. Por la seguridad de nuestras calles, por el futuro de nuestros hijos, por la dignidad de Marcilla. ¡Basta ya! Exigimos soluciones ahora!”
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