En Texas, la comida halal ya es para todos
Por eficiencia logística, instituciones públicas y empresas están imponiendo alimentación islámica a toda la población.
Mientras el gobernador de Texas, Greg Abbott, proclama que ha prohibido a Sharia en su estado, la realidad en la calle es muy diferente. Tal y como denuncia el portal RAIR Foundation USA en un artículo de Amy Mek publicado el 3 de abril de 2025, la ley islámica se estaría aplicando de facto a través de menús halal obligatorios en escuelas públicas, universidades y prisiones.
Más fácil hacerlo todo halal que ofrecer opciones
El verdadero motivo por el que la comida halal se extiende como una mancha de aceite es, sencillamente, la eficiencia logística. Según la normativa islámica, los alimentos halal no pueden compartir utensilios, neveras ni superficies con productos no halal. Esto obliga a duplicar cocinas y recursos. Ante esta complejidad, muchas instituciones optan por simplificar: sirven sólo halal. Así, todo el mundo acaba comiendo carne sacrificada según Sharia.
Esta práctica ya se ha detectado en grandes superficies como Costco, en comedores escolares, en centros universitarios y en prisiones. Es más barato y legalmente menos arriesgado ofrecer un único sistema alimentario, aunque implique imponer normas religiosas a las que no las profesa.
Certificación halal: una industria con vínculos oscuros
Para que un producto sea oficialmente halal, es necesario pagar una certificación a una entidad islámica. Varias de estas entidades, como elIslamic Society of North America (ISNA), han estado vinculadas a procesos judiciales para financiar grupos como Hamás. Otros, como el Council on American-Islamic Relations (CAIR), hacen presión para permitir sacrificios islámicos incluso en zonas residenciales.
Esta certificación se ha convertido, según los críticos, en un "impuesto islámico" que las empresas americanas deben pagar por operar. Y ese dinero acaba financiando entidades religiosas y políticas islámicas en Estados Unidos y más allá.
La investigadora francesa Florence Bergeaud-Blackler, en su libro Le marché halal ou la invention de una tradition, demuestra que el mercado global halal no es ancestral. Es una creación moderna, nacida en los años 80 de la mano de regímenes como Irán y Arabia Saudita, en colaboración con grandes corporaciones como Nestlé, para financiar la expansión de la Sharia en el mundo.
El sacrificio halal es incompatible con los valores occidentales
El sacrificio halal contradice las normas de bienestar animal de muchas sociedades occidentales. Pero recibe exenciones legales por motivos religiosos. Esto ha generado indignación entre activistas animalistas y defensores del Estado laico, que denuncian un doble criterio por miedo a ser acusados de “islamofobia”.
Los impulsores del sistema halal no le presentan como opción, sino como única solución viable. Pero cuando una sola religión determina qué come todo el mundo, y el sistema público se adapta de forma acrítica, no estamos hablando de diversidad. Estamos hablando de sumisión institucional.
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