El 42% de los franceses prevé una guerra civil a causa de la multiculturalidad
El islamismo radical se relaciona con el incremento de la tensión social y la sensación de inseguridad.
Una encuesta del Ifop revelada en exclusiva por Le Figaro hace un balance inédito sobre cómo perciben los franceses la multiculturalidad. El estudio dice que ese nivel de desconfianza nunca se había visto bajo la Quinta República. Algunos datos claves son:
- 42% ven posible una guerra civil.
- 80% creen que habrá disturbios graves en la calle en pocos meses.
- 39% ven probable un asalto al Elíseo o la Asamblea Nacional.
- 60% no confían en la capacidad de las instituciones para garantizar la estabilidad política.
El islamismo es el centro de la preocupación
El islamismo se ha convertido en el núcleo central de los miedos sociales y políticas en Francia. Más allá de la seguridad o la crisis económica, gran parte de la población ve en la propagación de la ideología islamista una amenaza directa al modelo republicano, a los valores de laicidad ya la convivencia ciudadana.
Esta percepción no sólo se basa en hechos puntuales, sino en una creciente sensación de que el islamismo está penetrando estructuras claves de la sociedad: desde la educación hasta los barrios más vulnerables. Otras encuestas han constatado que los jóvenes musulmanes franceses tienen una religiosidad más radical que generaciones anteriores.
Los resultados de la encuesta de Ifop son claros y contundentes:
- 63% creen que el islam es la religión con las posiciones más radicales.
- 72% piensan que la ideología islamista está avanzando en los barrios populares.
- 64% afirman que el Estado «no ha hecho lo suficiente» para combatir el islamismo radical.
- 63% detectan influencia islamista en las escuelas.
- 56% en los campus universitarios.
Vínculo social en descomposición
La sociedad francesa está inmersa en una crisis de cohesión profunda. Según la encuesta del Ifop, el 80% de la población considera que el vínculo social se ha debilitado durante los últimos 20 años. Esta sensación no es sólo una impresión subjetiva: se manifiesta en unos niveles de angustia colectiva y desconfianza política que no tienen precedentes en la historia reciente del país.
Este desencaje generalizado no es casual ni improvisado. Los franceses tienen muy claras cuáles son sus principales causas:
- 88% creen que el aumento de la delincuencia es la causa principal.
- 82% señalan la concentración de población de un mismo origen en ciertos barrios.
- 77% consideran que las desigualdades económicas son un factor determinante.
- 75% piensan que las religiones tienen demasiada presencia en el espacio público.
Estos datos apuntan a un sentimiento de desorden estructural, donde la inseguridad, la fragmentación cultural y la desconexión entre grupos sociales alimentan la idea de un país que ya no funciona como una sola comunidad.
Fractura generacional y política
Las divisiones en la sociedad francesa no son sólo culturales o sociales, sino también generacionales y políticas. La encuesta muestra que los jóvenes tienen una visión bastante diferente del fenómeno islamista respecto al resto de la población. Algunos datos sorprendentes son:
- 30% de los menores de 25 años tiene una visión positiva del islamismo, pero sólo el 16% de los mayores de 25 años piensa así.
Estos datos ponen de relieve una realidad incómoda: la unidad nacional ya no se rompe sólo entre barrios o clases sociales, sino entre generaciones. El desencaje entre jóvenes y adultos alimenta una radicalización del debate público y debilita cualquier intento de respuesta colectiva frente a la crisis de cohesión que vive Francia.
Francia en tensión antes del estallido
Los datos de la encuesta de Ifop ofrecen un inquietante retrato de una Francia en crisis profunda. La descomposición del vínculo social, el miedo a una explosión inminente, la percepción de un islamismo cada vez más presente, la fractura generacional y la desconfianza absoluta hacia las instituciones configuran un escenario cargado de tensión. Los datos muestran que el malestar es estructural, no puntual.
La cuestión ya no es si habrá un desbordamiento, sino cuándo, cómo y con qué consecuencias. Francia se encuentra en un punto de inflexión histórico, donde la democracia, la laicidad y la convivencia se ponen a prueba como nunca antes. El país parece vivir una víspera silenciosa antes de un posible estallido, donde la incertidumbre no deja espacio a la indiferencia.
La encuesta de Ifop no sólo refleja miedo. También muestra ganas de cambio. Sin embargo, un 58% de los franceses afirma que «todavía es posible rehacer la cohesión social si se trabaja desde la educación, la justicia y la igualdad de oportunidades».
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