Seyran Ateş es fundadora e imán de la mezquita Ibn Rushd-Goethe de Berlín. Su defensa de un islam liberal y su crítica abierta contra el radicalismo religioso le han convertido en una figura odiada por sectores amplios de la comunidad musulmana alemana. Ha vuelto al centro de la polémica para decir a Euronews que hay “un plan para causar disturbios, reclutar a seguidores y avanzar en el proyecto de islamizar Europa“
Estas declaraciones las ha hecho en relación con las manifestaciones de musulmanes en Berlín para celebrar las masacres de drusos y cristianos en Siria. Según ella, estas y otras movilizaciones forman parte de una estrategia más amplia para imponer una ideología religiosa incompatible con los valores democráticos. Defiende que estas acciones no son simples expresiones de protesta, sino una amenaza real para la convivencia democrática.
El riesgo de tolerar el fanatismo
Ateş no cuestiona el derecho a manifestarse ni la libertad de expresión como pilar fundamental de cualquier sociedad democrática, sin embargo, advierte que la tolerancia no puede convertirse en una puerta abierta al fanatismo, ni ser utilizada como escudo para proteger discursos que tienen como objetivo destruir el mismo sistema que les permite existir.
Según ella, Alemania es y debe seguir siendo una sociedad liberal, abierta al debate y pluralidad de ideas, incluso las más controvertidas. Pero insiste en que hay límites que no pueden ignorarse. “Una sociedad liberal como Alemania no puede cerrarse ni cerrarse a las opiniones radicales mientras no amenacen la constitución”, afirma. “Pero estos grupos sí le amenazan.” Con estas palabras, Ateş deja claro que, a su juicio, el Estado y la sociedad civil no pueden seguir actuando con indulgencia ante la expansión de un radicalismo que utiliza el lenguaje religioso para infiltrarse en espacios públicos con intenciones claramente desestabilizadoras.
Rechazo generalizado de la comunidad musulmana alemana
Las palabras de Ateş han generado un fuerte rechazo dentro de sectores importantes de la comunidad musulmana en Alemania. Varios imanes y líderes religiosos han criticado su actitud, acusándola de generalizar y criminalizar a toda la comunidad por las acciones de una minoría. Consideran que su discurso alimenta la estigmatización de los musulmanes y refuerza narrativas islamófobas.
Algunos, como el imán Benjamin Idriz de Baviera, defendieron que la gran mayoría de musulmanes alemanes rechazan el fanatismo y conviven en paz con los valores democráticos. Según estas voces, Ateş confunde islam con islamismo y crea una división injusta dentro de una comunidad ya señalada. Idriz condena el uso del término islamización y dice que se islamofobia porque genera más odio que soluciones. .
Una vida bajo custodia policial por el islam
Pese a las críticas y amenazas, Ateş se mantiene firme. Según ella, no se trata de una crítica a la religión, sino a una ideología totalitaria que se disfraza de fe. E insiste en que callar por miedo a ser mal interpretado sólo beneficia a quienes quieren imponer el silencio y el dogma.
Seyran Ateş nació en Estambul en 1963 en el seno de una familia de origen turco y kurdo, y se trasladó a Berlín con su familia cuando era pequeña. Desde muy joven se implicó en la defensa de los derechos de las mujeres musulmanasespecialmente aquellas sometidas a matrimonios forzados, violencia familiar o presión comunitaria.
Estudió derecho y se especializó en casos relacionados con violencia de género y derechos humanos. Ya en los años ochenta, empezó a recibir amenazas por parte de sectores islamistas radicales, y en 1984 sufrió un ataque armado en un centro de asesoramiento para mujeres. Desde entonces, vive con protección policial permanente.
Apóstata para fundar una mezquita feminista y LGTBI
En 2017 fundó en Berlín la mezquita Ibn Rushd-Goethe, la primera de carácter liberal en Alemania, abierta a hombres y mujeres por igual, donde se rechaza la segregación por sexo y se da voz también a personas LGTBI.Esta apuesta rompedora ha generado admiración y odio a partes iguales: mientras unos la consideran una pionera necesaria, otros la tildan de traidora y apóstata.
Ateş representa una figura única: una mujer, musulmana e imán, que no sólo cuestiona los fundamentalismos, sino también los silencios y complicidades dentro y fuera de la comunidad. Y lo hace, cada día, con una convicción de que le obliga a vivir con escolta.