Un ministro británico rinde homenaje a un clérigo islamista radical
El responsable del área de fe del gobierno laborista genera indignación por besar el anillo de un imán vinculado a ideologías radicales.
Un vídeo publicado el 22 de febrero de 2025 ha encendido las alarmas en Reino Unido. En él, el nuevo ministro de Fe del gobierno laborista británico, Lord Wajid Khan, aparece besando el anillo de Maulana Tariq Jamil, un clérigo fundamentalista paquistaní conocido por sus posturas extremistas, machistas y antioccidentales. El gesto se produjo durante una visita del predicador a la ciudad de Burnley, en el norte de Inglaterra, dentro de la circunscripción del mismo Khan.
Besar el anillo es una muestra de sumisión y reverencia en ciertas tradiciones islámicas. Este gesto simboliza la aceptación de la autoridad espiritual del líder religioso e implica reconocerle como guía y referente. En el contexto británico, sin embargo, el gesto de Lord Wajid Khan ha sido visto como una connivencia con una figura polémica que promueve valores contrarios a los principios democráticos y de igualdad
La difusión del vídeo en el canal de YouTube de Maulana Tariq Jamil —con más de ocho millones de suscriptores— multiplicó su alcance y desató una ola de críticas, tanto en las redes sociales como en la esfera política.
Un personaje lleno de polémicas
Jamil ha sido acusado de justificar el terrorismo, despreciar los derechos de las mujeres y criticar la ciencia moderna. En una intervención pública en el 2020, incluso culpó a las mujeres “demasiado ligeras de ropa” de provocar la pandemia de la COVID-19. Más recientemente, en una conferencia en Londres en 2024, instó a las mujeres musulmanas a no trabajar fuera de casa y en centrarse únicamente en criar hijos. También ha puesto en entredicho el valor de la ciencia, asegurando que sólo a través de los profetas se puede acceder al verdadero conocimiento.
El debate va más allá del gesto simbólico. Los críticos plantean si puede un representante de un gobierno plural y secular mostrar reverencia a una figura que rechaza estos mismos valores. El Partido Laborista, que ha defendido históricamente la convivencia y la diversidad, ahora se ve obligado a responder por una acción que muchos interpretan como una cesión ante ideologías fundamentalistas.
Para muchos analistas, este incidente es una señal de alerta sobre la relación entre política y religión fundamentalista en un país que presume de pluralismo y libertades civiles. "Es una imagen que no inspira confianza en la capacidad del gobierno para defender los valores democráticos", asegura un editorial reciente.
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