La cárcel de Manchester excluye a los islamistas de los registros con perros por motivos religiosos
Funcionarios denuncian que la cárcel de Manchester ha cedido a una demanda religiosa de los presos islamistas.
Según revela el diario británico The Sun, la cárcel de Strangeways (Manchester) ha dejado de utilizar perros detectives para cachear a presos condenados por terrorismo islamista, con el objetivo de no “ofenderlos”. Los funcionarios criticaron la medida y la consideran una concesión peligrosa. En declaraciones a The Sun, el portavoz sindical dijo que “es una práctica patética. Se está poniendo la sensibilidad religiosa por delante de la seguridad”.
Los perros son una herramienta clave para detectar drogas, móviles, armas o materiales prohibidos. Por eso, muchos trabajadores del sistema penitenciario consideran que excluir a determinados presos de los registros pone en riesgo la seguridad del centro, del personal y del resto de internos. “No puede haber excepciones. Todo el mundo debe pasar por los mismos controles”, remarcó otro funcionario, que prefiere mantener el anonimato.
El protocolo no obliga a realizar excepciones
La decisión de no utilizar perros con estos presos no está basada en ninguna normativa oficial. El protocolo del Servicio de Prisiones del Reino Unido establece que los registros con perros deben realizarse según criterios de seguridad, no religiosos. No existe ninguna obligación de excluir a nadie por motivos de fe.
Todo indica que la medida se ha adoptado de forma discrecional, posiblemente como intento de evitar conflictos o polémicas. O como explica un funcionario, “para evitar críticas de islamofobiaPero muchos trabajadores alertan de que se está creando un precedente peligroso, temen que otros grupos también puedan exigir un trato especial, debilitando aún más los protocolos de control.
Silencio oficial y malestar interno
La dirección del centro no ha realizado ninguna declaración pública. Pero entre el personal crece la sensación de que el sistema está cediendo frente a presiones ideológicas. Algunos funcionarios consideran que se fomenta una cultura de miedo, en donde cualquier acción que pueda ser interpretada como una falta de respeto religioso se descarta por defecto.
Este caso reabre el debate sobre hasta dónde deben llegar las concesiones culturales dentro de las instituciones públicas. Los funcionarios reclaman que todos los internos sean tratados igual y que se respeten los protocolos de seguridad, sin salvedades.
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