El porqué de comer cerdo
Los niños de las escuelas de Barcelona y de muchas escuelas de Cataluña no pueden comer carne de cerdo. ¿Por qué?
En 2016 el Ayuntamiento de Barcelona eliminó el cerdo de los menús de las escuelas cuna. En las escuelas de primaria es testimonial, a lo sumo un día al mes. Cus-cus, humus y falafel no falta.
Si algo destaca en la gastronomía catalana y occidental es la carne de cerdo. Aparece por todos lados. Ya lo sabemos. Pero por algún motivo misterioso ha desaparecido de la vida pública. ¿Por qué?
El islam y el cerdo
En 4 versos del Corán se dice que la carne de cerdo está prohibida. Y lo dice muy claro. Como el Corán es el libro de instrucciones para la vida no cabe duda: está prohibido y no hay discusión. Allah no dio explicación alguna del motivo. Al fin y al cabo, si eres Dios no debes dar explicaciones. Pero los hombres han buscado y algunas que han dado sueño:
- Por simple obediencia.
- Para atraer a los judíos.
- Por diferenciarse de otros grupos.
- Porque es sedentario, ata a la tierra y no va bien para ir de conquista.
- Porque come lo mismo que los humanos y en climas secos puede ser un problema.
- Porque vive entre suciedad.
- Porque transmite enfermedades.
- Porque es impuro y se demuestra porque no mira el cielo.
Las tres últimas son absurdas. Para los que comen cerdo no es ningún problema la suciedad, cualquier animal puede transmitir enfermedades (¿recordáis las vacas locas?) y animales más pendientes de la comida que del cielo hay muchos. Y si miran el cielo es para que no les maten los depredadores, ¿los peces miran el cielo?
Nos da igual el motivo. Lo que importa es que nosotros hemos decidido que ni ellos ni nosotros debemos comer jamón. Que lo tenemos tanto interiorizado se ve en detalles como cuando Marc Ribas de Juegos de Cartas prohibió comer cerdo a un concursante musulmán sin contar con que es una persona con libertad individual.
¿Qué ocurre si los musulmanes comen cerdo?
Si los musulmanes comen cerdo acuden al infierno porque es pecado. En vida no les ocurre nada, no explotan. Da igual que comer cerdo no sea un acto que cause ningún daño ni a uno mismo ni a los demás. Ellos hacen obediencia ciega y ya está. Y si alguien se desvía está el grupo para recordarle el camino.
Cuando los musulmanes viven en sociedades islámicas, no hay cerdo y ya está. No forma parte de la cultura ni de la dieta. Nadie tiene ningún problema.
El problema lo tienen cuando van a Occidente y el cerdo está en todas partes: está en el plato pero también en la pastelería, en los medicamentos, en la cosmética, en lácteos…Si quieren ser obedientes tienen un problema…
Al margen de eso, en el islam hay todo tipo de posturas con platos donde hay cerdo: desde la más normal de no comerlas en los inventos salafistas de no poder trabajar en un supermercado porque hay cerdo, no poder llevar pedidos en bicicleta que lleven cerdo o no poder aceptar comida cocinada en recipientes donde se ha cocinado cerdo. Las manías pueden ser infinitas y complicar la vida al fiel hasta límites que ni imaginamos.
Ahora bien, a quien no debe complicar la vida está a nosotros ni debe dificultar su integración. Integrarse significa ser uno más en un sitio y para ser uno más en Occidente deberían tolerar que en ciertas ocasiones hay que comer cerdo y no les pasará nada.
La escuela es uno de esos sitios. Cuando uno va al país de otro o adopta una religión no puede pretender que todo se haga a su antojo. Una cosa es no comprarse un jamón y el otro no poder sentarse en la mesa y comer lo mismo que el resto. Es de mala educación y se lo tenemos que decir. ¿Se quejan de caer mal (islamofobia) pero algunos piensan que somos unos perdidos espirituales, y nos deben caer bien? Cuando su problema religioso nos hace renunciar a nuestra cultura, es el momento de sacar la bandera roja.
Negar a los niños musulmanes el cerdo es negarles poder relacionarse con los demás con normalidad, ¿qué harán si les invitan un día de Navidad a casa de un catalán? El catalán no debe cambiar nada, es el invitado quien debe adaptarse y ser respetuoso con la cultura gastronómica.
Y nos ocurre a todos. Si vamos a vivir a Japón nos darán sushi a la escuela y no podemos decir que a nosotros no "porque nuestra creencia no nos lo permite". Haría reír y debe hacer reír. No puede ser así.
Tomarse demasiado en serio la religión trae problemas de convivencia. La espiritualidad es un asunto personal que no debe afectar a los demás ni a la vida en sociedad de uno mismo. Los musulmanes en occidente deberían entenderlo así. Y nosotros también.
El mensaje que reciben
Que salten las alarmas
Pero es que además, si se quejan por el cerdo deberían saltarnos las alarmas: si aceptan que Allah ha prohibido el cerdo (por lo que sea) también debemos aceptar que ha ordenado matar. ¿Cuándo un musulmán dice que su hijo no puede comer cerdo nos nos está diciendo también que debe matar? El motivo es el mismo: es una orden de Dios.
Cuando nuestros políticos aceptan las demandas deberían pensar quien las está pidiendo. Sólo los musulmanes motivados a conquistar e impregnarnos de “valores islámicos” harían una demanda así. Alguien que vive el islam como una opción espiritual no pide más que un lugar para rezar. Si alguien se siente incómodo porque su hijo come cerdo en la escuela su problema es el lugar en el que ha elegido vivir. Es lo mismo que los venden en Cataluña y no toleran el catalán, ¿por qué vienen?
Quizás reintroduciendo el cerdo conseguiríamos un efecto interesante: quedarnos sólo con los normales. O hacerlos normales, que significa capaces de vivir entre nosotros como nosotros. Y es que cuando alguien prueba el jamón no puede volver atrás… ¿es ese el miedo?
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