La yihad lingüística (1): la "inclusión"
La manipulación de la palabra “inclusión” que hacen los musulmanes y sus cómplices está dañando su significado original: incluir a las personas con discapacidades.
La palabra “inclusión” llegó a Catalunya hacia los años 80 para incluir a los discapacitados en la sociedad. Por la inclusión se realizaron rampas, aparcamientos o ascensores y todo tipo de acciones en escuelas, centros de trabajo, deporte, ocio, etc…
Con la voluntad de incluir a los discapacitados expresábamos el deseo de que todo el mundo formara parte de todas las actividades sociales. También reconocíamos que no lo habíamos hecho bien, que había un sufrimiento y que era el momento de mejorar.
La palabra “inclusión” nos suena bien
La palabra inclusión resuena bien en nuestro cerebro. Nos parece una palabra positiva porque hace una mejor sociedad. Por eso, los islamistas y sus cómplices se la han apropiado. Ahora quiere decir “incluir en la cultura catalana cualquier hecho religioso". El objetivo no es hacer la sociedad mejor sino hacerla más musulmana. Podría ser positivo si las sociedades musulmanas fueran ejemplo de algo. No es el caso".
Ésta inclusión religiosa significa que la sociedad debe adaptarse al islam. Y si no lo admites eres excluyente. A nadie le gusta que le acusen de excluir a otros seres humanos.
Se debe evitar como sea que alguien sienta que no forma parte de la sociedad. En la práctica significa que si no hacemos cosas como exenciones por el Ramadán en la escuela, dar comida halal o permitir el sometimiento de la mujer es como no tener semáforos sonoros o no poner rampas.
¿Cuál es el límite de la inclusión de los musulmanes
Estirando la "inclusión" podemos llegar a hacer la ablación de clítoris en la sanidad pública y lo que haga falta. El discurso inclusivo lo admite todo porquea idea es que nadie se sienta discriminado por su creencia religiosa. A partir de ahí todo vale, ¿por qué no una ablación en Bellvitge?
Hemos aceptado realizar operaciones de fimosis en la sanidad pública porque lo manda la religión podemos hacer ablaciones de clitorios. Sólo hace falta que nos digan que una religión dice que es necesario.
Es sorprendente que ahora se hable de inclusión pero por los andaluces habláramos de integración. Nunca nos planteamos que había que hacer tradiciones andaluzas en las escuelas, comer andaluz ni nada parecido. Ellos aceptaban más o menos que estaban en Cataluña y adoptaron tradiciones como San Jorge, San Esteban, San Juan, diablos, correfocs y todo el resto del folclore. Con un andaluz puedes hacer una costillada, bailar, disfrazarte y lo que sea… ¿qué ocurre con los musulmanes? todo son problemas, inconvenientes y prohibiciones religiosas. No quieren ni oír hablar de un hecho cultural tan básico como nuestra gastronomía.
La inclusión de los musulmanes en los años 90
En los años 90 cuando la palabra inclusión significaba incluir a los discapacitados nadie pensó que había que hacer algo especial para los musulmanes. Estaban y bastante. Iban al colegio, al médico, trabajaban y ninguno puede decir que le ocurrió algo fuera de lugar. Nos era absolutamente igual y nadie sufría por nada. Lo que se esperaba era integración, que es justo lo contrario de la inclusión.
Con la inclusión quien viene de fuera no debe hacer nada. Sólo tiene que exigir y esperar a que todo esté dispuesto como desee. Hemos ido tan lejos que nos da igual si el musulmán no quiere seguir preceptos religiosos. Hemos decidido desde arriba que ser buena persona es aceptar las ideas más radicales de la religión: rezar en la calle, segregación por sexo, maltrato a la mujer, sacrificios de animales… y lo que sea necesario. Hemos eliminado el cerdo de los menús escolares y la Navidad para incluir a los musulmanes.
Y mientras utilizamos la palabra “inclusión” para satisfacer el islam político nos hemos olvidado de los discapacitados…
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