Irrite a un musulmán, hable de ciencia árabe
Si pregunta por qué las sociedades musulmanas no producen ciencias le hablarán de los grandes descubrimientos del pasado. De todos menos del Darwin musulmán.
El mundo musulmán lleva mil años sin aportar ningún conocimiento científico que mejore la humanidad. Los datos lo dicen todo: sólo 3 premios Nobel son musulmanes y los tres hicieron carrera en Occidente. Si Luxemburgo consigue uno ya empatan.
El islam actual parece incompatible con la ciencia, con la excepción de Irán. Según los musulmanes, no es culpa de la religión porque durante unos siglos lideraron la ciencia y la tecnología. Y es cierto.
La Edad de Oro del Islam
Los occidentales inventaron la expresión Edad de Oro del Islam para referirse a la producción científica entre los siglos VIII y XII. Pero para el salafista moderno, la edad de oro del islam es la de Mahoma y las tres siguientes generaciones. Luego todo es corrupción.
Una vez más, tenemos la contradicción delante: quieren seguir los comportamientos de la primera época, pero cuando se habla de ciencia pretenden que todo lo que tenemos hoy en día es gracias a los musulmanes.
Ciertamente, personas que eran musulmanas hicieron grandes avances en medicina, física, óptica, matemáticas, etc. Estas personas pudieron vivir y cobrar de hacer ciencia porque tenían un poder político detrás que les pagaba. Lo hicieron sobre todo en las cortes de al-Andalus y en Bagdad en un entorno donde no se hacía demasiado caso a los religiosos.
No te hablarán de la filosofía de Averroes, de Avisena ni de la ciencia de al Jahiz
El musulmán motivado a defender la ciencia te contará que inventaron las matemáticas, la óptica, la medicina o la astronomía. Como si antes o después nadie hubiera hecho nada. Pero da igual, si quieren creer que los romanos hacían puentes sin ningún cálculo les daremos la razón… Como si quieren creer que no podíamos ir a la luna sin los algoritmos de al Qwarismi para resolver ecuaciones de segundo grado. No importa.
Importa que el filósofo y médico cordobés Averroes fue perseguido por los religiosos y protegido por los políticos. Lo perseguían porque difundía la idea de que es necesario estudiar la naturaleza para conocer la obra de dios. Hoy en día, cualquier musulmán le mataría. Les hablarán de ciencia pero no de la filosofía que había detrás.
El Darwin musulmán
Al-Jahiz (o Al-Ŷāḥiẓ) vivió entre Basora y Bagdad en el siglo IX en una época en la que los califas abbásidas fomentaban el mecenazgo cultural y científico. Esta corriente se conoce como mutazilismo y se basaba en poner la razón por encima de la fe. Hoy en día, herejía.
En ese ambiente intelectual, al Jahiz reflexionó sobre la evolución de las especies. En su obra Kitāb al-Ḥayawān (“El Libro de los animales”) describe cómo los seres vivos compiten por los recursos, cómo los depredadores y las presas se influyen mutuamente y cómo los animales desarrollan características adaptativas para sobrevivir en su medio. ¿Os suena? es Darwin pero mil años antes.
Después de al Jahiz otros siete u ocho científicos musulmanes reflexionaron sobre el mismo, pero quien se ha llevado la fama es Darwin.
Ciencia musulmana pero incompatible con el islam
La idea final del evolucionismo de Al Jahiz o de Darwin es que el hombre es producto de la evolución natural de las especies. Y esto choca de frente con cualquier religión que cree que es dios quien creó al hombre.
El islam que lee el Corán de forma literal (lo habitual hoy) afirma que Dios creó al ser humano a partir de Adán y Eva. Según esta interpretación, el origen de la vida y del hombre es un acto divino y no el resultado de una transformación paulatina de especies.
Por este motivo, en el islam se rechaza la teoría de la evolución y no quieren ni que se explique en las escuelas. Es una contradicción demasiado grande y una oportunidad que tenemos para ponerlos contra las cuerdas.
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